Siempre se ha dicho que vale más una imagen que mil palabras y, de algún modo, así es. En una imagen hay tanto contenido que, sólo para describirla, necesitamos infinidad de palabras; llegando a evocar, en cada persona, recuerdos, sensaciones,…, indescriptibles por ir más allá de lo consciente. Esta es la fuerza y el poder de las imágenes.
Las imágenes son el instrumento de la visualización. Se ha demostrado que no distinguimos la diferencia entre lo vivido y lo imaginado, mientras lo estamos experimentando, las reacciones corporales son las mismas; de ahí, nuestra vulnerabilidad ante los medios de de comunicación audiovisual, como bien saben los publicistas.
La visualización es una herramienta poderosa. Se utiliza en múltiples disciplinas para mejorar el rendimiento corporal, entre otros. Los atletas de élite la utilizan para mejorar sus marcas o para recuperarlas después de una lesión. Se ha comprobado que, aquellos que la utilizan, pierden menos masa muscular en caso de inmovilización y recuperan sus marcas hasta en la mitad de tiempo, con lesiones similares.
Aplicando esto a nuestra vida, debemos cuidar dónde nos llevan nuestras imágenes mentales, pues con ellas construimos lo que acontece en ella. Sí, ya sé, así no podemos echarle la culpa a nadie. Es cierto. Pero ¿la culpa arregla algo? Hay cosas que construimos en lo individual y otras en lo colectivo, ¿subconsciente colectivo? Me estoy yendo, tal vez otro día.
Retomemos. La visualización es una herramienta que podemos utilizar todas las personas para mejorar nuestra vida. En lugar de enfocarnos en aquellas cosas que no nos gustan, podemos hacerlo en las que nos gustan, o queremos conseguir, para incrementarlas. No tienes por qué estar de acuerdo. Te invito a probar. Funciona.
Un gran abrazo, con la visión de una humanidad que crece en paz y alegría.
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