viernes, 30 de septiembre de 2011

REIKI

Es un camino de crecimiento personal a través de la canalización de energía. Esta energía se puede utilizar con fines terapéuticos hacia nosotros/as  mismos/as o hacia los demás, a través de la imposición de manos o mediante la proyección consciente de la energía.
La energía vital se observa y estudia desde muy antiguo en diferentes culturas: en India la llaman PRANA, en China CHI, en hebreo hablan de RUACH, en la cultura islámica se conoce como BARRAKA, … , en Japón es KI y para la ciencia moderna ENERGÍA BIOPLASMÁTICA.
En el Tíbet hay constancia de técnicas de sanación por imposición de manos desde hace más de 8000 años. Estas técnicas también se pueden encontrar en las civilizaciones de India, Egipto, Grecia,…
Reiki es un término japonés que se puede traducir como Energía Universal o la conexión de la energía vital (KI) con la fuente inagotable de energía del universo (REI); también podríamos describirla por su funcionamiento y efectos como la Energía del Amor Curativo.
Reiki es una poderosa herramienta que se pone a nuestra disposición para ayudarnos a profundizar en nuestro conocimiento, armonizar progresivamente nuestro cuerpo físico, mental, emocional, y también aspectos energéticos más sutiles. Todo lo que podemos trabajar en nosotros/as mismos/as podemos trabajarlo en los demás, siempre desde el mayor respeto. Una de las características principales de Reiki es el respeto a los procesos individuales de la persona a la que se dirige. Es importante saber que, como todas las herramientas, es útil y eficaz en la medida en que se utiliza; es cierto que la iniciación en Reiki produce una apertura a la canalización de energía que va a mejorar nuestros niveles energéticos desde ese momento, permitiéndonos canalizar la energía, cuando lo deseemos, a lo largo de toda la vida.
Esta forma de trabajo vibracional, que se remonta a los orígenes de la humanidad, fue redescubierta y adaptada a la forma que conocemos por el Dr. Mikao Usui a principios del siglo XX, distribuyéndose por todo el mundo por su sencillez de aprendizaje y por la gran potencia de sus efectos. Nos ha llegado como un sistema estructurado en tres niveles y maestría, recomendándose que entre uno y otro se dedique el tiempo necesario para asimilar lo recibido, trabajar los aspectos personales y desarrollar la sensibilidad. Cada nivel o grado es completo en si mismo y no obliga a hacer ningún otro.
La maestría de Reiki capacita a una persona para transmitir esta capacidad a otras, sin que se la deba tomar como ejemplo moral, ético o espiritual. El crecimiento personal no depende sólo de los niveles, u otros cursos realizados, sino del aprovechamiento de cada experiencia personal que vivimos.
El regalo añadido de Reiki es el poderoso efecto sanador de la imposición de manos, que nos permitirá ayudar a otras personas desde el primer momento, haciendo un aporte energético excepcional que contribuya al proceso de autocuración que cada persona tiene que realizar, con resultados sorprendentes ante cualquier dolencia. Al poder trabajar los aspectos emocionales, trabajamos las causas de la mayoría de las enfermedades. Todo esto, sin olvidar el poderoso efecto relajante de una sesión de Reiki.
Reiki es un maravilloso viaje hacia el conocimiento personal que, sin duda, cambiará tu forma de ver las cosas y te permitirá contribuir a la sanación del mundo que vivimos. Si esto es lo que deseas, cuando se presente ante ti comienza este fantástico viaje y, si no es así, recuerda que no es éste el único modo de viajar. Busca el tuyo, vive, siente, experimenta y transforma tu realidad que, finalmente, es lo que cuenta.
¡Buen viaje!

lunes, 26 de septiembre de 2011

¡Hola! ¿Cómo estás?


Sinceramente, ¿te has preguntado cómo estás? Prueba a hacerte esta pregunta en todos los planos: físico, mental, emocional, social, familiar, laboral,…, incluido el espiritual. No te asustes si algo no está bien, podías vivir antes de hacerte la pregunta y seguirás haciéndolo después. En cualquier caso, no estaría de más dedicar algún tiempo a cambiar lo que no te gusta.

Estamos viviendo un gran cambio planetario, a nivel social y medioambiental, que afecta a todos los seres, incluidas las personas. Si entendemos que formamos una unidad, como describen muchas culturas, lo que sucede fuera es un reflejo de lo que sucede dentro y al contrario. Nuestro malestar interno, en forma de miedos, ira, afán de poder, ambición desmedida y un largo etcétera, han contribuido a crear la situación planetaria actual, y siguen alimentándola. Ver y vivir lo que está sucediendo, evoca en nuestro interior miedos, inseguridad,… En definitiva, estamos en un círculo vicioso del que no sabemos salir. Quizá debamos romperlo dejando de alimentarlo. Si reducimos nuestro malestar interno, tal vez, dejaremos de contribuir al deterioro de la vida en la Tierra; en cualquier caso, mejoraremos la calidad y, seguramente, la cantidad de nuestra vida.

Las terapias  antiguas han sostenido la vida humana durante milenios desde una concepción holística, integrando a la persona en el lugar y en el momento presente, para que pudiese sanar. Sólo aquí y ahora podemos trabajar con los pensamientos, emociones y sentimientos, alimentos y “circunstancias” que nos enferman. En la medida que reducimos o eliminamos las causas de la enfermedad, la sanación se produce, la vida ocupa su lugar. Aquí es donde complementan la medicina convencional y, ya que deben perseguir los mismos objetivos, pueden mejorarla.

Es importante mirar qué me está pasando, para poder comprender y, si no me gusta, modificar la vivencia. Algo tan sencillo, puede resolver situaciones complejas de la mejor forma posible.

Todo lo que he expuesto es obvio, pero no deja de merecer otra reflexión.

Toneladas de abrazos sanadores.