viernes, 21 de octubre de 2011

AMOR

Esa palabreja que utilizamos cuando queremos que los demás hagan algo “porque nos aman”.
¿Qué significa Amor? Es difícil darle un significado viendo los usos y costumbres que se le aplican.
Normalmente, la usamos para restringir y reprimir a una persona, pareja,… Porque nos ama, ya no puede mirar, hablar, tocar,…, a otras personas. Nos tiene que dar la razón frente a cualquiera, aunque no la tengamos. Nos tiene que dar… ¿Te das cuenta de que siempre estamos pidiendo?
Es cierto, “por amor” hacemos muchas cosas, la mayoría porque nos gustan a nosotros, y a cambio pedimos lo mismo, al menos. El hecho de que no quede especificado, no exime de su cumplimiento. “Con lo que yo he hecho”.
Amor se ha convertido en un término económico. Es una de las razones para constituir una sociedad de gananciales, a la que llamamos matrimonio. Y no sólo por eso: siempre estamos haciendo balance de cuanto damos y cuanto nos dan.
Amor incondicional se ha asociado con el de los padres, más específicamente con el de la madre, sin que esto evite que se sientan frustrados porque los hijos no cumplen sus expectativas, en muchos casos. No hablaremos en esta ocasión de los problemas que arrastran estos hijos e hijas cuando son adultos.
Hoy tampoco hablaré del amor romántico.
Opino que nos hemos desviado del significado y que todas las personas podemos reconocernos, en alguna de las situaciones descritas, en algún momento de nuestra vida.
¿No es más bonito ver el Amor como un regalo? No sólo cuando lo recibimos, también cuando lo damos. Un regalo no obliga a nada, puedes hacer con él lo que quieras, no exige nada del otro. Si no, no es un regalo. Es una inversión.
El Amor es un estado interno. Algo que te inspira otra persona (también animales, paisajes,…) y que por estar dentro de ti, nadie te puede quitar. Demos las gracias a cada persona, a cada ser, a la vida, por ayudarnos a sentirlo.
Montones de abrazos amorosos. ¡Sin contraprestaciones!

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viernes, 14 de octubre de 2011

REFLEXOLOGÍA

Como todo el mundo sabe, la estimulación de determinados puntos tiene efecto en todo el cuerpo. Es curioso que los extremos (manos, pies, cara, orejas) contengan información de cualquiera de las otras partes, que su estimulación pueda sanar órganos con los que no están, aparentemente, conectados. Algo minúsculo, en proporción al cuerpo, una oreja, puede modificar y mejorar su funcionamiento.

Tal como es arriba, así es abajo. Esta conocida máxima, que refleja la interrelación de todas las cosas, se puede relacionar con la reflexología del cuerpo y, según mi opinión, también con la del universo. Aplicando esta conclusión, lo que sucede en mi entorno (planeta, universo) me afecta y, también, mi presencia afecta a todo lo que conozco. Por mucho que quiera desentenderme y renunciar a mi responsabilidad, mi vida es importante para modificar y mejorar el universo.

Vivimos un momento en el que se nos invita a creer que nuestra vida no tiene ningún propósito, más allá de vivir. Cierto es que nuestra vida es para vivirla aquí y ahora. Esto no excluye nuestra responsabilidad con el planeta, con todos los seres que lo habitan, humanos o no, y con todos los que han de venir. La película Avatar, muestra una de las muchas formas de destrucción de la vida a las que podríamos llegar. También que la vida tiene reacciones impensables. El planeta, Gaia para algunos, se comporta como un ser vivo. Es un ser vivo. De él dependen otros muchos seres, incluidos nosotros.

Si decido sanar mi vida y mi concepción del mundo, puede que sane también el espacio en el que vivo, las personas que me rodean, tal vez Gaia y, quién sabe, el mismo universo. En cualquier caso, dejaré de intoxicar todo ese espacio.

Sonríe, ama, alégrate, ten esperanza, cambia tus hábitos,… Yo intentaré hacer lo mismo. Ya somos dos.

Millones de abrazos sanadores con efecto reflejo.

viernes, 7 de octubre de 2011

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Un mundo, una comunidad, amistades, familia, pareja,... ¿Qué tienes para darles?

¡El Universo conspira para tu bienestar! Esa semilla, la tierra que la nutre y la cobija, el agua que la riega, el sol que la calienta para que germine y crezca; las personas que la cuidan, recogen, transportan, venden, elaboran,… Todo eso está en un trozo de pan, en un bocado de comida. ¿Te lo has planteado alguna vez?

 Es mucho lo que recibes: cuidados durante el embarazo, el parto, la infancia,… Alimentación, higiene, enseñanza, vestido, útiles, vivienda,… Toda una vida. La tuya.

¿Te has planteado cómo puede contribuir al bienestar de todo ello: personas, plantas,…, el planeta?

¿Alguna vez has pensado en tu “suerte”? Tienes todo, o casi todo, lo que necesitas para vivir bien. Tú podrías haber nacido en el Cuerno de África y sufrir la hambruna que sufren allí, personas como tú, o en cualquier otro lugar donde la vida es más difícil y menos cómoda.

A veces decimos que no tenemos dinero para dar a los demás, no porque no lo tengamos, porque nuestra necesidad es “mayor”. Aún así, siempre tenemos algo que compartir con quienes nos rodean: escucha, inquietudes, aprendizajes, momentos,…, una sonrisa. Hace tiempo leí que “una vela no pierde nada cuando, con su llama, enciende otras velas”.Tu alegría de vivir no se pierde por compartirla.

Decídete a sonreír, que tu calor encienda y dé luz a cuanto te rodea.

Disfruta de la luz, de cada flor, de cada instante,..., de la vida. Y da gracias por tus innumerables bendiciones.


    Un abrazo que quiere transmitir luz, calor, y una sonrisa contagiosa.