La vida continúa y nos seguimos planteando lo mismo que se planteaban nuestros ancestros hace miles de años, seguimos buscando explicaciones a la vida, en lugar de vivirla. Incluso, a mi entender, hemos retrocedido. Ahora todo se tiene que explicar desde el mental-racional, olvidando el emocional, el espiritual, y sus relaciones con el físico. No importa que haya demasiadas cosas que no tengan respuesta desde ahí, ni que haya muchos hechos que no se puedan explicar.
Un diamante es bello, lo podemos considerar muy valioso, pero sigue siendo frágil. No resistiría un mal golpe, por eso es tan importante cómo se talla. La vida también es bella, muy valiosa, e igualmente frágil, con la diferencia de que al diamante lo protegemos de los golpes para mantener la forma lograda, mientras las adversidades nos permiten sacar nuestras mejores cualidades, esa talla perfecta que no acaba nunca. Ese proceso de aprendizaje y superación constantes que dan más valor a lo vivido. En ese proceso, seguimos impulsos de nuestras emociones y nos sostiene nuestra espiritualidad, independientemente del nombre que la demos, más real cuanto menos formal.
La espiritualidad, la ética, la conciencia, no son procesos aprendidos y nadie nos los puede enseñar. Como mucho, pueden ayudarnos en el proceso de descubrimiento, cuando los olvidamos, siempre que no traten de imponernos su sistema de creencias. Son valores intemporales que escapan a localizaciones geográficas, por desgracia poco valorados en el reinado de la mente-razón que estamos viviendo, sin los cuales la sensación de pobreza nos inunda y la trasladamos al mundo, haciéndolo más pobre, más injusto, menos solidario,… Negamos la abundancia ilimitada del universo en nuestro pequeño mundo.
¿Puedes decirme que la vida no tiene fuerza porque es frágil? En la imagen que acompaña, hay fuerza, por mucho que la flor y la mariposa sean frágiles o efímeras.
Que tu presencia transmita la fuerza de la vida, aún cuando no puedas asegurar que también estarás mañana.
Abrazos llenos de fuerza vital.
Comparte la fuerza de tus vivencias dejando tu comentario. Gracias.
Me gusta. Saludos. Encarna.
ResponderEliminarHola. Interesante lo que planteas, pienso que en fondo del todo si fuéramos consientes de la fuerza que tenemos, no necesitaríamos el sufrimiento para avanzar o aprender,que es lo que nos hace ser frágiles. Ello puede ser irrazonable pues a veces tenemos la sensación de que no somos los que elegimos, cada uno tiene que asumir la responsabilidad de su vida con aceptación y perdón hacia la vida, uno mismo y los demás,Es un CAMINO. Abrazos
ResponderEliminar¡Hola.Tan simple que es vivir la vida y nos la complicamos,olvidamos lo esencial por vanidades,olvidamos sentir nuestro interior,gozar nuestro entorno,disfrutar lo vivido a pesar de las conductas que nos impone la sociedad,las cuales sólo hacen que cada vez seamos algo más diferentes de lo que realmente deberiamos ser,creándonos culpabilidades....Me gustaría vivir la vida peligrosamente como me sea posible,para descubrirla,y explorar siempre sin temor,porque la vida me sostiene......hermoso texto Antonio.
ResponderEliminarGracias Encarna, S.V.M y M.J!
ResponderEliminarAgradezco vuestras aportaciones y estímulo.
Creo que incluso en la consciencia hay momentos de adversidad, que nos fortalecen como los retos en el deporte, y la consciencia nos permite sacar nuestras mejores cualidades para superarlos, disfrutando del juego.
La vida es impredecible, sólo podemos vivirla aceptando el riesgo. También el de intentar no correr riesgos y dejar que nuestra vivencia sea la de observar, juzgar,..., lo que hacen otras personas, creyendo que conocemos los sabores de la vida sin haberlos probado.
Montones de abrazos para compartir.