Este año chino comienza con vaticinios negativos para la economía y no quiero renunciar a la esperanza. Alguien dijo que el tiempo de crisis es tiempo de oportunidades y lo comparto. Una crisis personal es el espacio para revisar nuestra vida, hacernos cargo de nuestros actos, y renacer con energías renovadas, sabiendo que hay cosas que cambiar y la fuerza para hacerlo. Creo que sucede lo mismo a nivel de los estados y del planeta.
Si alguien nos dice en una crisis de salud que no tenemos cura y, además, es un doctor de reconocido prestigio, se incrementan las posibilidades de que no nos recuperemos. Si lo creemos así, será una profecía autocumplida.
Si no puedo caminar porque me rozan los zapatos y lo único que estoy dispuesto a hacer es cambiar de camisa, porque esta no me gusta, seguiré sin poder caminar.
En lo personal, como en lo mundial, se producen remisiones espontáneas, algo que ni los doctores pueden prever, cuando la persona hace cambios internos profundos. Algo que se escapa a las pruebas de diagnóstico. Y ahí, en aquello que se escapa al diagnóstico, está la solución, más allá de seguir maquillando al enfermo para que no se le noten las ojeras.
Esta es una gran oportunidad de despertar la conciencia personal y planetaria, de no dejar que utilicen nuestra atención desviada para el colapso colectivo y planetario. Nuestro pensamiento crea. ¿Qué estamos creando con él? Por este camino nos destruimos (pesimismo, depresión, tristeza, impotencia, miseria,…) destruyendo el planeta que ha de albergar a nuestra especie y a las otras muchas que ya estamos extinguiendo, imposibilitando el futuro, que no pasa sólo por lo económico, sino por lo climático, alimentario,… Hagamos cambios profundos.
¿Ya no le importa a nadie el imparable cambio climático? ¿No nos importa que el hambre acabe con miles de vidas cada día mientras se tiran toneladas de alimentos para especular con el precio?...
Despertemos nuestra conciencia individual para no permanecer impasibles ante hechos mucho más dramáticos que la fluctuación de la economía y busquemos soluciones colectivas para todo el planeta y las especies que lo habitan. Así, seguro que 2012 será un año de despertar de la conciencia, despertando nuestra cualidad más humana o más divina.
Que el mitológico dragón, fuerza positiva en China, nos guíe hacia el reencuentro con nuestra conciencia.
Cálidos abrazos de Amor y Esperanza.
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